“La visita de un piro al reino de los muertos”
Un día un piro estaba en el río con su primo pescando con sus flechas desde la proa de una canoa. Mientras buscaba peces, vio pasar la sombra de un hombre por la orilla. Al principio, pensó que era su primo, pero al darse la vuelta, lo vio sentado en la parte de atrás de la canoa. La sombra lo llamó por su nombre y le dijo: - soy oyakali (un espíritu), ve a tu casa y prepara un
poco de ayahuasca.
Esta noche te visitare. Tras lo cual la sombra desapareció. El hombre regreso a su casa, preparo la ayahuasca y espero. Cuando el sol se hubo puesto, el piro empezó a oír en el poblado cada vez con mayor nitidez voces y canciones extrañas procedentes del bosque. Todos los piro se asustaron de modo que el hombre cogió la ayahuasca y se la llevo a la orilla y allí encontró al oyakali, que empezó a enseñarle cosas del mundo de los espíritus. Mas tarde llegaron otros oyakalis que también lo instruyeron. Cuando el hombre volvió a su casa al amanecer, los oyakali permanecieron en la playa, bebiendo ayahuasca y cantando. Esto se repitió las siguientes dos noches y, la tercera, el hombre bebió ayahuasca con diez espíritus y canto. En esta tercera noche le enseñaron como se abría el cielo y el lugar en el que vivían. El hombre vio que eran felices y les pidió que lo aceptaran entre ellos. Los oyakali se lo llevaron por los aires hasta la cima de la colina más alta y allí lo dejaron. Entonces, la colina se abrió y el hombre vio abajo una gran cantidad de espíritus de hombres, mujeres y niños piro muertos. Todos estaban cantando y eran felices, de modo que el hombre se quedo con ellos y los oyalakis. De vez en cuando, los piro que viven sobre la tierra visitan esta colina mientras cazan y, en ciertos días, ven los espíritus de los piro disfrutando del sol y del aire. Cuando el piro intenta acercarse, los espíritus huyen y se meten en la colina. Los espíritus de los muertos no quieren juntarse con los vivos, ni regresar a sus antiguas casas. Son felices y no quieren volver a este mundo.
gracias al libro sobre el MANU que encontré en el cuarto de mi hermano Fer. Gracias hermano.
gracias Jonas R. Lambrigger por la foto. ich hab dich sehr gerne
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